No es la primera vez que una historia de éxito se gesta en un garaje. Éste es el nuestro.
Un terreno a orillas del lago alemán Stanberg.
Un bote de madera. Un fueraborda eléctrico.
Por razones medioambientales, en el lago Starnberg (situado cerca de Múnich, Alemania) está muy restringido el uso de motores de combustión, por lo que Dr. Christoph Ballin y Dr. Friedrich Böbel, ejecutivos de la empresa Gardena, se pusieron a comparar sistemas de propulsión eléctricos para embarcaciones. Para su sorpresa constataron que en el mercado no había motores de alta tecnología ni de fabricación a escala industrial y enseguida detectaron el potencial de mercado de un motor de estas características.
Cuando se fundó Torqeedo no se empleaban apenas conceptos como tecnologías limpias o electromovilidad. Sin embargo, en 2004 ya se vislumbraba que los sistemas de propulsión eléctricos cobrarían un notable auge en el futuro debido a los retos planteados por el elevado ritmo de crecimiento de la población y el desarrollo de la clase media a nivel mundial, la limitación de las reservas de petróleo y la necesidad de frenar el calentamiento global.
Así se creó Torqeedo: en vista de que no existían en el mercado productos competitivos y de que en el futuro los motores eléctricos adquirirían cada vez más importancia, se decidió llevar a la práctica esta genial idea.